Después de varios meses regresé al estadio, gracias a la invitación de un amigo hincha. Quince minutos de ilusión en el primer tiempo y Millonarios se fue apagando. El cuadro azul atacaba por bandas e interior y Pasto defendía (asunto normal en Bogotá). El partido se hizo de mero trámite, el balón no circulaba de manera clara. Nuñez disparando desde afuera del área buscando opción de gol. Mosquera enredado. Silva, flojo y perdido. Tedio, desidia, pases malos. El equipo nariñense despertó e inquietó un poco.
El segundo tiempo no parecía mejorar el resultado en ceros. La protesta no se hizo esperar desde laterales y sector de Oriental. Cánticos y consignas en contra de los inversionistas y directivos. Pólvora y desorden. Partido suspendido y refuerzo policial y logístico. El ambiente enrareció, la presión creció, la directiva se retiró y los jugadores embajadores ante tal acción no tuvieron de otra que meter y correr. Poco fútbol solo ganas. Entró Zapata por Silva y Aponzá por Nuñez. Duque y Domínguez, fuerza y actitud. Aponzá no se encontraba en la cancha. Vikonis salvador ante arremetida del rival. La defensa local desequilibrada.
Un error y descuido defensivo que aprovechó Aponzá robando el balón y pasándolo a Del Valle (que no figuraba en el partido) salvó a Millos de un nuevo fracaso. Triunfo por la mínima diferencia y a pensar ahora en Envigado. Sin convencer, a puros "huevos" y presión ganó el equipo azul. La materia pendiente..fútbol colectivo y un 10 que aclare los partidos. De local no se puede regalar nada, cuando no hay gol ni jerarquía a veces funcionan las ganas en la cancha!!.
Albiazul saludo.