Partido táctico y complicado. Después de un año de ausencia retorné al estadio El Campín. Algunas cosas han cambiado, otras no. Igual la sensación de ansiedad y nerviosismo se mantienen.
Para el primer tiempo Millonarios entró concentrado en el juego mientras el verde marcaba y especulaba. Con pocas opciones el cuadro azul intentó proponer y hacer daño por las bandas con Palacios. Otra cosa es que nacional no dejó espacios libres y se adueñó del balón. Ovelar, más ganas pero solo contra el mundo. El partido se hizo lento y falto de vértigo. El gol no aparecía a pesar de algunas escaramuzas del local en área rival. Duque, Cadavid y Del Valle, luchando corriendo y metiendo.
En el segundo tiempo el rival siguió controlando el balón, Millos no podía descifrar el esquema y encontrar el desequilibrio. Solo pelotazos. Mosquera individualista y sin distancia. Palacios empujando y apoyando la ofensiva, el ingeniero Duque sin dejar pelota por perdida. El central y los jueces de línea, pura parsimonia y falta de carácter, sin castigar la marca fuerte y la pérdida de tiempo del arquero verdolaga. Huérfano ingresó por Ovelar. Fariñez, espectador más, lo inquietaron una que otra vez. Montoya entró por Mosquera, para buscar más jugadas de ataque claras que no fructificaron. Los tiros de esquina y centros de costado del cuadro embajador no tuvieron eco. Silva salió, ingresó Valencia para tratar de poner velocidad y movilidad. El pecado del partido, dejar al contrario controlar el esférico. Millonarios no tuvo chispa, ni agresividad, ni velocidad, ni variantes importantes, ni delanteros efectivos, ni manejo con un creador nato. Se dejó enredar y perder la iniciativa.
Preocupa la falta de gol. Se requieren refuerzos adelante y una estructura defensiva que no permita libertades al rival. GOLES y no buenas razones. Faltó piel. Tiempo para corregir. Ahora pensar en el inicio de Liga en Tunja. Fuerza Profe Russo!
Albiazul saludo.