Mucha expectativa, poco fútbol. Con la formación inicial de Millonarios se creía que la llegada de volantes ayudaría a desequilibrar el partido. El cuadro azul comenzó manejando el balón pero poco a poco el rival se adueñó del campo y con salidas rápidas y atacando las bandas hizo ver los errores del visitante; fallas en marca, en la entrega y precisión y una pésima respuesta defensiva.
No salvamos de varias opciones de Patriotas en el primer tiempo. Ni Carrascal, ni Robayo, ni Estrada ni Silva y mucho menos Mejía estaban sintonizados con el trabajo en la cancha. El equipo se notó sin ritmo, sin velocidad, mucho toque toque y de aquello nada.
Escobar, como golondrina en verano, peleando en medio de los defensas. Algunos dirán que están "tiesos" aún los músculos, que falta rodaje, que esto apenas comienza!. Puede ser cierto, pero en un equipo como Millonarios hay que demostrar cada semestre que quien entre a la cancha debe entregarlo todo, sin dejar nada al azar. Ritmo, precisión, marca, creación, velocidad, actitud, explosión, jerarquía deberán aparecer en las siguientes fechas.
En el segundo tiempo una desatención increíble entre Vikonis, Henao y Rojas (que había entrado por Mejía) lo cobró el cuadro local. La defensa siguió dando ventajas y casi cobra el rival. Ingresó Del Valle (tiene presencia y agallas) por Carrascal y Nuñez por Silva, Escobar bajó a acompañar a Estrada. El equipo embajador mejoró la tenencia, se fue encima más con ganas que con juego pero no pudo concretar.
Tan desesperado fue el final del encuentro que Vikonis apareció como centro delantero y casi logra consagrarse con una chilena en el área.
Estaremos pendientes si Franco, Hinestroza, Henao, Gutiérrez y Asprilla no llegan como relleno sino a dar una mano y a pelear un puesto.
En el clásico capitalino (tempranero) esperamos observar mejores cosas que las vistas en el partido de este sábado. Amanecerá y veremos.
Albiazul saludo.
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